
Una vegada, fa ja quatre anys, vaig escriure un Conte de Nadal per una persona molt especial que gràcies al destí, que no saps mai per on et sortirà, i també al Jesús Brotons i la llavors genial revista Very Metal, vaig conèixer i més tard ens vam acabar enamorant.
Com que passada la frontera del primer de Desembre ja sembla que el Nadal i les festes siguin tot just demà, doncs què carai, no ens esperéssim pas a publicar el conte el dia vint-i-quatre ni res semblant. Amb tots vosaltres.... "La noche de un 24 de Diciembre" (original en castellà). Ah, i Bones Festes. Regaleu molta música!!!!!!!!!!!
LA NOCHE DE UN 24 DE DICIEMBRE (y lo que siguió después)A Claudio Andrés, el metalero más simpático del otro lado del charco.
Unos años atrás, el invierno en Cataluña se estaba presentando realmente difícil. Las temperaturas, durante todo el día, no conseguían subir de los cinco grados positivos, y aquella pequeña ciudad ampurdanesa y sus habitantes estaban medio congelados. Justamente durante aquellas vacaciones de Navidad una pareja muy especial, el señor y la señora Kilmister, estaban alojados en un conocido hotel de Figueres. El sr. Lemmy Kilmister era el cantante y bajista de una importante formación rocanrolera llamada Motorhead. Dicho grupo, estaba de gira presentando su nuevo álbum, y en nochebuena tenían programado un megaconcierto en la sala Starlight de Barcelona. Doro o, lo que es lo mismo, la señora Kilmister estaba embarazada, y por uno de sus antojos le dijo a su marido si podía ir com él a España para acompañarle en los conciertos y así pasar las navidades de aquel año en tierras españolas, donde la pareja era muy querida por el público metalero.
-Qué te apetece comer hoy, cariño?- le dijo Lemmy a su amada, cuando era mediodía de aquel 24 de Diciembre.
-Pues....me parece que quiero un plato de comida china y sandía.....no tengo ganas de bajar a ningún restaurante, hoy no me encuentro del todo bien.....- dijo Doro, desde la cama de aquella magnífica habitación de hotel.
-Qu..qué te ocurre, cariño?Otra vez la cabeza?-Lemmy sacó la cabeza del baño, donde se estaba peinando, para mirar a su esposa. Ella, tenía ya la barriga muy grande, el parto estaba al caer. Pero, a pesar de las advertencias del médico, Doro no se quiso perder aquel magnífico viaje con su marido en España.
-No, es sólo que estoy muy cansada, con todos los autógrafos que tuvimos que firmar ayer, por no hablar de las fotos con los fans...estoy exhausta.
-No me extraña....bueno, tu tranquila, encargaré comida china y sandía y comeremos aquí, te parece bien? Luego ya partiremos hacia Barcelona para el concierto de esta noche, pero si no quieres venir pue....
-No!!-le cortó Doro- De ninguna manera, cariño, yo quiero venir contigo!!
-Muy bien, muy bien, no hace falta que grites, bomboncito....lo que tú quieras.- Lemmy salió del baño, se dirigió hacia la cama y besó a su esposa.
Comieron tranquilamente, y, unas horas más tarde, subieron dentro del Mercedes negro que les llevaría a Barcelona. Durante el viaje, que duró una hora y media más o menos, se puso a nevar. Era realmente precioso, aunque hubieses visto nevar mil veces aquello era especial....era la noche de nochebuena, y ver caer la nieve, junto con las luces de colores y el ambiente de felicidad navideña que se respiraba era algo siempre muy agradable, algo muy sencillo que, sin saber cómo ni por qué, te llegaba al fondo del alma y te dibujaba una sonrisa en la cara. Era la Navidad.
Lástima que la nieve sea un grave problema en ciudades como Barcelona....al llegar, fue un infierno. No había suficientes máquinas para limpiar todas las calles y la cantidad de tráfico era impresionante. Se quedaron atrapados por el tráfico durante una hora, y el conductor que les llevaba decidió, si a los señores les parecía bien, ir directamente a la sala Starlight, sin antes pasar por el hotel. Porque, de no ser así, tenían muchas posibilidades de no llegar a tiempo para el bolo.
-Haz lo que creas conveniente, pero tengo que llegar puntual para el concierto- se limitó a decir Lemmy, desde el asiento de atrás.
Así pues, el chófer puso rumbo a la sala Starlight. Llegaron media hora justa antes de que empezara el concierto de Motorhead. Los teloneros ya estaban tocando desde hacía un rato largo. La sala estaba llena hasta el último rincón. Se respiraba un aire cargado, con varios olores, tabaco, alcohol y marihuana eran los que se distingían más fácilmente. La señora Kilmister se encontraba muy mareada en aquel ambiente pero, con su carácter de amazona, quiso quedarse para ver a su marido tocar. Cuando empezaron a salir juntos, al principio de su relación, hacían actuaciones conjuntas, algunas de ellas realmente apoteósicas. Era genial poder ver cantando a la vez a dos grandes voces del metal como son Lemmy y Doro, pero, además del “rollo profesional de la música” se veía que entre ellos dos había un gran amor, y eso les daba una fuerza especial que de otro modo no hubiera existido. Pero des del tercer mes de embarazo, decidieron que era mejor para Doro dejar la música una temporada, hasta que hubiera nacido el niño, aunque Doro quería tanto a su marido y a la música que nunca se perdía ninguna actuación de Motörhead.
Y empezó el show. El público no paraba de gritar, enloquecido, mientras iban desfilando los temas más conocidos de la banda: ”over the top”, “Killed by death”, “Bomber”, “Ace of spades”...etc. cuando, de pronto, ocurrió. La señora Kilmister se puso de parto. Los dos roadies que la atendían no sabían qué hacer, llamaron a una ambulancia pero no podía acudir porque, además de ser nochebuena, las carreteras estaban heladas y no se podía circular con facilidad por la ciudad.
El concierto terminó. Informaron de la delicada situación a Lemmy, que casi se mareó y cayó al suelo cuando se enteró de que su mujer estaba a punto de dar a luz en un oscuro backstage y no habia ningún médico alrededor. Entre Lemmy, Phil y Mikkey(los componentes del grupo) consiguieron llevar a Doro hasta el camerino más limpio que encontraron, la colocaron encima de una incómoda cama – la única que encontraron en todo el local – y fue allí donde vino al mundo el bebé Kilmister. Nada más nacer, ya hizo gala de su gran voz, heredada de sus padres.....en otras palabras, dejó a todos los presentes sordos con su persistente llanto.
Todo el mundo estaba como loco, la noticia de que los Kilmister acababan de ser padres corrió como corre la Tramuntana en el Cap de Creus, y cada vez había más curiosos que querían colarse al backstage de aquella sala para ver qué diablos estaba pasando en realidad. Los de seguridad hacían lo que podían, que desde luego no era mucho....mientras tanto, dentro de aquel camerino, Doro mandó a su marido y padre recién estrenado buscar alguna cosa para su hijito...algo para arroparlo, alguna mantita, lo que fuera. Lemmy, nuestro viejo Lemmy, lloraba de felicidad. Aún no se creía lo que estaba viviendo. Se contuvo como puedo y buscó lo que le había indicado su esposa. En la habitación no había nada, por lo que decidió.....salir del camerino. Fuera, el número de fans concentrados era impresionante. De repente Lemmy se encontró indefenso, bajo aquella avalancha de gente que le gritaba cosas que él no conseguía entender, y gritó, con su característica voz:
-A ver, alguien tiene una mantita para mi hijo, que hace diez minutos ha nacido en este camerino??!! - La gente quedó bastante flipada. Un muchacho joven, un metalero decidido, ofreció a Lemmy lo primero que se le ocurrió: la bandera de Motorhead que llevaba en las manos. Lemmy, sin saber muy bien lo que hacía, cogió al chaval y lo metió con él en el camerino, cerrando la puerta tras él con un gesto rápido.
Una vez dentro, el pobre joven se quedó alucinando al ver a su musa, Doro, con aquella criatura de piel rojiza y arrugada como todos los recién nacidos, entre sus brazos. Pero era un tipo inteligente, y sin vacilar mucho alargó su bandera a la madre, que le sonrió feliz. Una vez arropado el niño, el joven dijo, sin sacarle los ojos de encima:
-Vaya, pero si parece el mismo Jesucristo!!- Este comentario provocó la risa de todos los presentes, hasta pareció que el mismo bebé se riera. Sin pensarlo dos veces, decidieron que había nacido el gran Jesus Kilmister.
El ambiente en el backstage de la sala Starlight se relajó un poquito. Informaron como Dios manda a los presentes de la gran noticia, y se repartió champán importado y turrones entre los presentes. Fue una noche muy especial, porque los fans que en un principio habían venido a curiosear infiltrándose como habían podido se solidarizaron con los padres y fueron desfilando al camerino para ver al recién nacido y a la madre y dejarles alguna cosa como recuerdo, aunque sólo fueran dedicatorias, todo estaba permitido.
Los fans empezaron a abandonar el local, pero al llegar a sus casas se apresuraban a dar la gran noticia a todos los que querían escucharlos a aquellas horas sin pensar que estaban borrachos o mal de la cabeza porque, para ser sinceros, lo que había pasado si no lo habías visto no te lo creías, había sido espectacular y único.
Los padres, se habían querido quedar en el camerino durante lo que quedaba de noche porque estaban encantados con las visitas de aquellos fans que no paraban de llegar cargados de regalos para su “little Jesus”.
Por la mañana, aparecieron delante de la sala Starlight tres personas muy especiales, que habían venido desde muy lejos siguiendo la estrella-logo de la sala, una estrella de neón que parpadeaba incansablemente en la pared de encima de la puerta de la sala.
El rey blanco, Elvis Presley, había llegado con su impactante limousine blanca, y regaló al peque un manual de “el rock y las drogas”, basado en su propia experiencia, para cuando creciera. Además, antes de irse, cantó “Love me tender”, pero no bailó con su singular movimiento de caderas ninguno de sus hits, porque se moría de vergüenza.
Un poco más tarde, llegó el rey rubio, con su zepelín. Había llegado la hora de que Robert Plant ofreciera su regalo al bebé: una colección de pantalones ajustados y camisas floreadas que él mismo había llevado en los conciertos de aquellos maravillosos años setenta! Y, además, tuvo el detalle de venirse con él el gran Jimmy Page, que le regaló una guitarra al peque y los dos le tocaron en directo el “stairway to heaven”, con alguna que otra lagrimilla. Fue muy emotivo.
Todos esperaban impacientes al rey negro, que no aparecía por ningún lado. Finalmente, todo se aclaró cuando recibieron por correo urgente un paquete que contenía un planisferio donde se indicaban los paises más pobres y los más ricos, junto con una nota del rey negro donde informaba de la causa de su ausencia: la pasma había interceptado la patera donde venía con un grupo de amigos y, aplicando la ley de estrangería española, lo habían devuelto rápidamente a su país de origen y no le dejaban entrar,de ninguna manera, en España. Así que desgraciadamente nunca pudieron revelar la verdadera identidad del rey negro, porque era un inmigrante sin papeles.
Pero el pequeño Jesus Kilmister, cuando sus padres le explicaron todo esto que yo os acabo de contar a vosotros, decidió que su rey negro no podía quedar en el anonimato de esta manera, y removió cielo y tierra – e infierno – para encontrarlo. Pero nadie sabe qué le ocurrió en realidad. El primogénito de los Kilmister desapareció, sin más, de jovencito. Hay quien dice que murió en su búsqueda frenética sin rumbo, otros apuntan que quizás lo encontró y se quedó a vivir con su querido y desconocido rey negro, y hay incluso quien se atreve a decir que el rey negro nunca existió y que lo del paquete y la nota fue una farsa que ideó alguien..........sea como sea, esta estrambótica y descabellada historia le enseñó a Jesus una cosa muy importante, y que jamás olvidaría: el rock es igual para blancos que para negros pero, desgraciadamente, el mundo en el que vivimos no.
Maria, 9 de Julio de 2005